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"Soy un bicho de la tierra como cualquier ser humano, con cualidades y defectos, con errores y aciertos, -déjenme quedarme así- con mi memoria, ahora que yo soy. No quiero olvidar nada."



José Saramago

jueves, 16 de febrero de 2017

"HELL OR HIGH WATER", CRÍTICA DE CINE DE ANÍBAL RICCI




HELL OR HIGH WATER (2016)
Dirigida por David Mackenzie

Western extemporáneo, cine negro o crítica social, es difícil catalogar este guion que marcha a la perfección al ritmo tejano, sin apuros de ninguna especie, como si la vida diera lo mismo afrontarla de cualquier manera. Dos hermanos se reúnen luego de varios años con el objeto de ejecutar un minucioso plan. El mayor (Tanner) viene saliendo de la cárcel, hombre de pocas luces que siente predilección por las armas. En pocos días asaltaran varias sucursales de un determinado banco para cubrir la hipoteca que pesa sobre el rancho de su madre que acaba de morir. Toby (el menor) cuenta con el apoyo incondicional de su hermano y desea dejarle la granja a sus hijos debido a que han descubierto petróleo. No le interesa recuperar a su esposa, sino que sus hijos rompan con varias generaciones de pobreza. Texas es un lugar inhóspito donde la miseria se huele en cada pueblo a pesar de estar rodeados por pozos de petróleo. A los atracadores les hacen frente Marcus Hamilton (Ranger a punto de jubilar) y su compañero mestizo Alberto. Quizás sería otra cinta de los hermanos Coen, pero cuando la película insinúa derroteros donde la mediocridad se abrirá paso, el director nos sorprende otorgándoles a cada uno lo suyo. El que saca la peor parte es Alberto, quien describe la cruda realidad: hace 150 años estas tierras eran de los comanches, luego de los colonizadores blancos y ahora es de los banqueros que no necesitaron ejércitos. Esta crítica social es reforzada por el hecho de que ese mismo banco que están custodiando es aquel que le prestó dinero a la madre de Toby y Tanner, sabiendo que ella sería incapaz de pagar la hipoteca. Hay un ajuste de cuentas de los asaltantes contra un sistema que empobrece a la población, incluso son ayudados a blanquear el dinero y los testigos se niegan a reconocerlos. Tanner muere en su ley matando a diestra y siniestra hasta que Hamilton le da un tiro en la cabeza. Toby se sale con la suya, de ningún modo es el perdedor del universo de los Coen, se la ha jugado por la familia, en tanto Hamilton (un Jeff Bridges enorme) representa al policía recto que, aunque jubilado, quiere hacerle pagar sus culpas. Cada uno tiene su propia ética y se citan a las afueras del pueblo. No hay prisa para el ajuste de cuentas. Los encuadres potencian la narración, las elipsis refuerzan el sello poético de la cinta, al tiempo que Nick Cave y Warren Ellis nos deleitan con una banda sonora inspirada.

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